¿Cómo contar una buena historia?
A todos nos gustan las historias bien contadas. Pero aún las mal contadas pueden llegar a ser memorables si llegan a despertar emociones dormidas y la sensación de ser auténticas.
Tal vez lo que más nos atrae de una buena historia es su relevancia: la sentimos importante para nosotros. La creemos hecha pensando en nosotros.
En nuestro desempeño empresarial necesitamos narrar historias que transmitan el mensaje para conectar con nuestros colaboradores, clientes, proveedores, inversionistas y diferentes grupos de interés a nuestro alrededor.
Problema y solución
¿Cómo hacer una buena historia? Uno de los esquemas más simples –no digo fáciles– es plantear un problema y luego su solución. Puedes empezar describiendo el conflicto en términos generales y situando al oyente en el terreno donde lo quieres tener: en el medio del conflicto.
Después llega el momento de profundizar con argumentos lógicos y emocionales que hagan que el oyente espere ansiosamente la solución que vas a plantear. Allí ofreces la salida, describes todos sus beneficios y las acciones necesarias para que se dé y las ganancias se consoliden.
Para contar buenas historias, como líder, debes pensar menos en ti y más en tu oyente. Es más que empatía. En este sentido, el filósofo Karl Popper planteó un consejo invalorable para los líderes. Escribió: “Aunque la Regla de Oro sea un buen estándar, este puede ser mejorado tratando a los demás –siempre que sea posible– del modo que les gustaría ser tratados”. Esta es la Regla de Platino. Si sigues su camino tu historia fluirá y moverá a tus oyentes en la dirección que buscas.