Liderazgo con propósito

Todo lo que hacemos debe tener un propósito, aun cuando inicialmente no lo veamos necesario. En el liderazgo este punto de referencia cargado de sentido brinda claridad y calma cuando los desafíos y las oportunidades parecen sobrepasarnos. Sin este piso no habrá crecimiento y el contexto nos doblegará. Siempre se necesita una convicción íntima, incluso en la forma con que lideramos. 

Propósito, liderazgo y referencia

Uno de los principales sufrimientos de los líderes en la actualidad es que no reconocen la importancia de diseñar y abrazar un propósito para lo que hacen. El inglés Simon Sinek escribió Empieza por el por qué (2009), donde alienta a esta construcción para que nuestro tiempo aquí valga la pena. 

El propósito opera como un faro para el líder y su organización. Si bien parece que han pasado al olvido, estas ayudas náuticas siguen asistiendo a los barcos en la navegación cerca de las costas. Su función es alumbrar las aguas desde una posición fija para que los viajeros lleguen a destino a salvo. Lo mismo ocurre con el propósito dentro del liderazgo.

Las realidades de cada industria, equipo y hasta de nosotros mismos cambian y siempre es necesario un punto de referencia. En particular, para continuar con el fundamental rol de un líder en cualquier organización: conseguir objetivos a través de las personas que le acompañan.

Sin propósito no hay futuro

Avanzar en la vida sin un propósito es como viajar sin mapa. Hoy nadie se atreve a transitar una ciudad desconocida sin un GPS en su teléfono o auto. Esta herramienta, heredera del faro, mantiene la referencia y le agrega variables en tiempo real que pueden afectar a la conducción: el estado del tránsito, la posibilidad de un camino alternativo o alguna obra en construcción que bloquea el paso. En el liderazgo se trata de lo mismo.

Conectar con el propósito, estar abierto a las nuevas herramientas y prestar atención al contexto permite a nuestro trabajo evolucionar y lograr un mejor viaje hacia liderazgos conscientes que construyan el futuro. 

Porque el líder siempre está dedicado a la proyección de lo que viene. No importa que los costos del flete subieron, que la guerra entre países cerró momentáneamente un mercado, o que los equipos de producción están desmotivados. Todas son variables que debe enfrentar mientras edifica lo que vendrá.

Propósito, objetivos y acciones

Hasta no hace mucho tiempo las empresas invertían en desarrollar planes estratégicos como una forma de hacer previsible lo imprevisible. El empresario y consultor Peter Drucker dijo tiempo atrás: “La cultura se come a la estrategia en el desayuno”.

Recuerdo que cuando estaba asociado a una empresa francesa me exigían hacer planes de 1, 3 y hasta 5 años. Cuando me resistía debido a la poca predictibilidad de mi mercado, desde la compañía solían decirme que “siempre es mejor un mal plan que un no-plan”. Esa mirada, hoy todavía presente, exige una revisión.

El propósito del líder de una empresa destila los objetivos y desde allí surgen las acciones que luego serán cuantificadas en indicadores. Es un circuito virtuoso:  

  • Propósito

  • Objetivos

  • Acciones. 

Muchas personas confunden u olvidan algunos eslabones. Así pueden empujar acciones sin mediciones o no implementar decisiones teniendo claro un objetivo. 

Un ejemplo sencillo es el de una organización que pone como objetivo volverse paperless, pero no implementa las plataformas digitales para reemplazar el sistema físico. 

La clave de esta cadena no se rompa está en quien lidera. Para lograrlo, el líder debe asumir la responsabilidad del feedfoward, el feedback y la rendición de cuentas.

El esfuerzo y el trabajo continuado hará con el tiempo que tu estilo de liderazgo se vuelva parte del ADN de tu organización, pero solo si tienes claro cuál es tu propósito.


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